10.2.09

Lloramiento a amigo



En la ciudad de San Juan,
Tucumán y Mitre poco al sur, bar de Don Douglas,
filo del medio día estaba yo a un vino
solito y taciturno.
Nadie había otro allí más que el dueño cuando…
Paremos aquí,
volvamos a atrás porque las cosas graves
no se pueden decir de abrupto.

Estaba yo aislado y de repente vi,
vi, pero no puedo decirlo tan de pronto, sí
que era un día de septiembre, sol rajante,
tras la puerta autos fugándose.

Pero tengo contarlo no más, estaba
yo estaba cuando de pronto las mesas y las sillas
se echaron a llorar,
a llorar a llorar desconsoladamente.
Y salí a la calle sintiendo a mis espaldas
el llanterío. ¡Ah!,
años a copas y café tantos,
idas al campo sí andar juntos
en la sinceridad, la hombría, el silencio que habla
para al final el apagón azul de tus ojos.

Quiero decir el desconsuelo
y que me alejé apresurado
porque yo también a, como las mesas y las sillas
iba a. Pero mejor me callo,
sé que no te gusta la sensiblería Rufino Martínez.

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