Es que estaba ordenando los papeles
que uno guarda prolijo y pospone
hasta ocasión propicia mientras sueña
días de gloria.
Encontré su carta que escrita
por Aniceto Paredes me invitaba
si quería compartir sus minerías
viajara a Valle Fértil
Pero años pasaron hasta que voy
finalmente a ver al amigo. Sale
un criollo comedido diciéndome descanse,
el hombre que usted busca hace a montones
oro en el infierno.
Y agrega:
Fue puro cuenterío ese Aniceto,
y no pudiendo aliviar su pobreza
pasó a difunto
donde más mentiras ya no puede.
Emprendo el regreso, pronto en casa
mi mujer grita:—¿Y? ¿Estamos como siempre?
—Silencio—le contesto—,
hemos tenido años de esperanza.
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